¿Qué hago con esto?

Tu equipo te dio una extraordinaria retroalimentación, de esas que hasta te dolió y te hizo sentir que estás en una organización en dónde se puede hablar de todo y de manera abierta. Pero seamos sinceros, los sentimientos después de una retroalimentación son muchos y variados, desde “todavía tengo mucho que aprender”, hasta “váyanse al carajo”.

Uno de los retos de un líder es aprender a mantener el equilibrio entre el logro de los objetivos, sin matar al equipo en el intento y ésto es porque es el mismo equipo el que te permitirá seguir  logrando y creciendo en los años que siguen.

Imagen de Massimo Sartirana en Unplash

En mi trabajo he disfrutado de trabajar con equipos gerenciales, directivos y dueños que abren el espacio para recibir retroalimentación de su equipo y logran recibir de manera fabulosa dicha experiencia, todos se ríen, se siente un buen ambiente y se logra esta sensación de apertura y transparencia, sin embargo, he visto que dentro del líder sucede alguna de estas tres situaciones:

  • La primera: “Todos son unos pendejos incluyendo el consultor -o el coach en mi caso-. Se logran los objetivos y eso es lo importante”. El riesgo de esta aproximación, es que no exista un cambio en el líder y esto cree un malestar aún mayor dentro del equipo, ya que cuando se abre el espacio para dar y recibir retroalimentación se espera de manera inconsciente – o muy consciente – que exista un cambio, por lo cual, de no darse luego de este ejercicio, puede resultar contraproducente para el mejor desempeño del equipo.
  • La segunda situación es: “No soy niñera de nadie, no estoy para caerle bien a todos”. Si bien es cierto, que en una relación laboral no se requiere ser amigo de tu equipo, sí es necesario tener la colaboración de los demás para lograr los objetivos del puesto o de la empresa, por lo que no es preciso que te quieran, pero será más sencillo lograr las metas con la colaboración de todas las personas de la organización y solamente se colabora con las personas que se admira, respeta o al menos te cae bien; el régimen del miedo ya pasó de moda.
  • Por último, la tercera es:“¿Y, qué hago con esto? ¿Qué es lo que esperan de mí? No tengo ni idea de qué hacer con lo que me dijeron.” Estas son algunas de las preguntas que mis clientes me hacen justo después de un ejercicio de retroalimentación y este espacio de duda y un tanto de vulnerabilidad es un gran espacio para crecer como líder. 

Como líderes, con una mentalidad de crecimiento y aprendizaje, sabemos o por lo menos intuimos que podríamos hacer mejor nuestro trabajo, es decir, superar los objetivos sin tanto drama, fricción, berrinche o estrés. Esta situación de duda es un campo fértil para el aprendizaje y crecimiento como líder.

Imagen de Chungkuk Bae en Unplash
Si tu organización o tu equipo ya llegó al nivel en el cual necesitas tener sesiones de retroalimentación, mi recomendación para que en cualquiera de las tres situaciones puedas aprovechar al máximo la oportunidad que se ha creado gracias a ese ejercicio es:
  • Primero: Te recomiendo que hables con tu Supervisor, responsable de Recursos Humanos o tu Coach para que te ayude y acompañe en el desarrollo en un plan de trabajo para crecer como líder. 
  • Segundo: Haz una lista de todas las cosas buenas que se dijeron de tí durante la  retroalimentación. Es muy importante comenzar y tener muy en cuenta las cosas buenas que reconocieron en tí ya que existe la tendencia de enfocarse en lo negativo, o áreas de oportunidad, y eso puede afectar la autoconfianza del líder. 

Elige uno o dos de esos aspectos positivos y haz un plan para magnificarlos en los siguientes 60 días. 

  • Tercero: Continúa con la lista de los aspectos negativos que se repitieron más de una vez durante el ejercicio, elige uno de ellos para que puedas atenuar en los siguientes 60 días. 
  • Cuarta: Separar lo que es tuyo de lo que es de ellos. En estos ejercicios se puede escuchar cosas como “me hace sentir estresada”. Si bien, es cierto que ninguna persona puede hacer sentir a nadie de ninguna forma ya que todos somos dueños de nuestras emociones – o así la teoría lo dice jiji -, es importante que podamos distinguir que esté en mi ámbito de responsabilidad. Cuestiónate “¿rompo los acuerdos y procesos y eso estresa a todo el grupo de administración porque hace que todo sea urgente? o ¿el equipo de administración es muy poco flexible y su forma típica de vida es el estrés?”.
  • Quinta: Recuerda que todo ejercicio de retroalimentación, genera expectativas en todos los miembros del equipo y no tomar acción resulta contraproducente en el mediano y largo plazo del espíritu del mismo. Por lo cual, es muy importante que te permitas entender y gestionar dichas expectativas.  

Te recomiendo que elijas a uno de los miembros de tu equipo y hagas un espacio para indagar qué es lo que estaría esperando ver al mejorar esa competencia o característica tuya. 

Imagen de Toa Heftiba en Unplash

Pídele que te describa qué sucede hoy y cómo se imagina que podría suceder en el futuro en una situación similar.

Es importante que como líder sepas que esta conversación no te obligará a cambiar nada, pero sí es fundamental que durante la misma tengas una actitud de apertura y empatía sobre lo que sucedió y puedas validar las emociones de tu colaborador.

Estos simples actos te permitirán abrir un mejor espacio de comunicación y desempeño con tu equipo.

Por último te dejo esta pregunta: 

¿Qué deseas crear en tu equipo con la retroalimentación que recibiste? 

Si llegaste hasta aquí, te agradezco mucho, ya que significa que deseas crecer como líder. Mi nombre es Gabriel Uribe y te  invito a seguirme en mis redes sociales y página web para seguir elevando tu nivel como líder.

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